propuesta.

En los últimos años ha habido un cambio profundo en la forma en la que se difunde y se comunica la producción arquitectónica. Las aplicaciones y las redes sociales estimulan una vertiginosa circulación de imágenes de obras y de proyectos. Sin embargo, estas imágenes aparecen despojadas de cualquier tipo de información que permita entender su contexto, su organización funcional o su lógica constructiva. Si cada vez estamos expuestos a una mayor cantidad de proyectos, es menos lo que comprendemos de ellos. En algunas ocasiones incluso se trata de tan solo una imagen única, que no permite siquiera imaginar tridimensionalmente una obra completa. La arquitectura se reduce a un único punto de vista. La imagen gana autonomía, pero pierde toda profundidad.

Lo contradictorio es que este cambio en los modos de difusión y de transmisión de la arquitectura se da en un momento en que las dimensiones técnica y crítica de la disciplina son más relevantes que nunca: por un lado, el cuidado del medio ambiente nos obliga a pensar en formas de construir más eficientes desde el punto de vista energético; el desarrollo de la industria nos permite disponer de nuevos materiales y de nuevas formas de utilizarlos; las tecnologías digitales aplicadas al diseño nos permiten concebir nuevos paradigmas en relación con formas y con economías de costos y de recursos. Pero, por otro lado, el crecimiento de las ciudades -y los conflictos y tensiones sociales y espaciales que en ellas se dan- nos impulsa a repensar críticamente el rol de la arquitectura y de la planificación y a cuestionar modelos y paradigmas vigentes. 

Un taller de arquitectura debe ser la puerta de entrada para que el/la estudiante entienda un proyecto de arquitectura como la intersección entre, por un lado, las ideas y los conceptos sobre la sociedad y sobre el habitar contemporáneo y, por el otro, los conocimientos técnicos de los procesos constructivos. A través de la revalorización del potencial de la arquitectura como herramienta de crítica cultural y de la profundización en los aspectos técnicos de la disciplina como generadores de lógicas de proyecto, el taller se propone como un escape a la lógica de la imagen autónoma. Es por eso que nuestro objetivo es que los/as estudiantes desarrollen la capacidad de concebir un proyecto como punto de encuentro entre el mundo de las ideas y las lógicas de la construcción.

la dimensión crítica.

La arquitectura contemporánea cuestiona y problematiza relaciones y categorías establecidas. El surgimiento de gradaciones y de espacios intermedios desdibuja los límites entre espacios interiores y exteriores así como entre espacios públicos y privados. La oposición entre arquitectura y naturaleza -o entre natural y artificial- tiende a desaparecer tanto en los planes y en los proyectos de gran escala como en las obras más pequeñas. Cada vez son más los proyectos que tienen en su origen una estructura existente que se transforma, que se amplia o que es intervenida de algún modo, problematizando la relación entre lo nuevo y lo ya existente. El programa como organizador de los espacios interiores y como legitimador de las divisiones entre espacios pierde fuerza a medida que los usos se vuelven menos precisos y más intercambiables.

El planteo del taller se orienta hacia proyectos que obligan a cuestionar y a repensar estos límites para que los/as estudiantes desarrollen una visión personal y crítica de los problemas de la disciplina y del trabajo de proyecto.

la dimensión técnica.

La construcción y la planificación urbana involucran innumerables aspectos técnicos que determinan la forma y el resultado de un proyecto. 

En un proyecto de arquitectura el diseñador debe interactuar con la estructura, con los sistemas constructivos, con el uso de los materiales, con el diseño de las envolventes, con el planeamiento del paisaje y los espacios exteriores, y con la iluminación de los espacios, entre otros.

En función del modo en que se los aborda, estos aspectos pueden ser limitaciones para el diseñador o, por el contrario, generadores de ideas, de puntos de partida o de impulso para un proyecto. Cada ejercicio del taller pone el foco en uno de estos temas, para profundizar en su conocimiento específico y para demostrar su potencial como generador de conceptos, de especialidades o de expresión arquitectónica.

Lo mismo sucede con las herramientas analógicas o digitales de diseño y de representación: el taller, además de trabajar con los tipos de dibujo y la maqueta tradicionales, incorpora herramientas como la animación digital y la programación en los niveles más avanzados, con el fin de formar estudiantes preparados/as para manejar la mayor cantidad posible de herramientas.


Cátedra Dieguez, FADU, UBA.

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